El 25 de febrero de 1778, en un pequeño pueblo de la provincia de Corrientes, llamado Yapeyú, nacía José Francisco de San Martín y Matorras.
Allí vivió junto a sus padres y sus cuatro hermanos hasta que en 1784, viajaron a España, donde José estudiaría francés, violín, historia, geografía, esgrima y equitación.
Con tan solo 11 años, comenzó su carrera militar y, dos años más tarde, participó de su primera campaña en África. Antes de cumplir los dieciséis, gracias a su valentía y heroísmo, fue nombrado teniente y luego capitán del ejército español.
En 1811, decidió regresar a su tierra natal para luchar por la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Lo hizo con 34 años, ya consagrado militar en Europa y con su acento ibérico a cuestas.
Al llegar a Buenos Aires, encontró apoyo para formar el Regimiento de Granaderos a caballo, que tendría su bautismo de fuego en el combate de San Lorenzo.
Luego, por órdenes del Segundo Triunvirato, tomaría la jefatura del Ejército del Norte, en reemplazo del general Manuel Belgrano.
El contexto era complejo y la independencia de América toda, un sueño lejano pero potente. Es en ese momento, que reafirma fuertemente su convicción de que, para lograr una América libre, debía derrotar a todos los núcleos realistas que pretendían continuar con el sistema colonial, principalmente, el epicentro del poder español, la capital del Virreinato del Perú: Lima. Para hacerlo, ante la imposibilidad de llegar por el camino convencional, el camino real, él y su ejército tendrían que cruzar la Cordillera de los Andes… ¿Un sueño, acaso, imposible?
En 1814, es nombrado Gobernador de Cuyo, por lo cual se muda a la provincia de Mendoza con su esposa Remedios (sí, sí, ya era un flamante esposo) y, en 1816, nace la única hija de ambos, Merceditas. Desde ahí preparó al Ejército de los Andes, recolectando contribuciones de comerciantes y hacendados, para alistar tropas y fabricar armas como sables, cañones y municiones; también monturas y herraduras para los animales.
Mientras tanto, insta a los senadores del Congreso de Tucumán a declarar la tan preciada Independencia y contagiar de libertad a nuestros vecinos, entre ellos, los más cercanos por el este, el pueblo chileno, que acababa de ser derrotado por los ejércitos realistas. Frente a este panorama, urge cruzar la cordillera, liberar Chile y así poder seguir rumbo al norte y triunfar en Lima… El 12 de enero de 1817, comienza la hazaña más maravillosa que alguien pudo soñar: comenzó la legendaria travesía por las cumbres de la Cordillera más alta del continente. Montados en mulas atravesaron lluvias y nevadas, barrancos y precipicios.
San Martín se encontraba enfermo, pero aun así, al llegar a Chile, él y este valiente ejército, vencieron a los realistas en la Batalla de Chacabuco y más tarde en Maipú, declarando la libertad chilena.
Desde allí tomaron un barco hacia Perú, donde también lograron su independencia.
Ya en Perú, forma parte del nuevo gobierno patrio y contínua contribuyendo a la causa… Después de todo, la libertad es un sueño grande que siempre lo acompañó.
En 1822, se encuentra con otro de los grandes referentes del anhelo independentista americano, Simón Bolívar, en la famosa Entrevista de Guayaquil. En la misma, traspasa a Bolívar el liderazgo y la conclusión de la gran causa.
A estas alturas, sabe que Remedios, su esposa, se encuentra en grave estado de salud y decide regresar a casa. Lamentablemente, no logra llegar a tiempo y Remedios fallece el 3 de agosto de 1823.
El país seguía en una situación difícil, las luchas internas por quiénes y cómo gobernarlo eran una realidad cotidiana.
Desmotivado por esto y con una hija pequeña, decide partir hacia Francia con Merceditas. Allí viven ambos.
El 17 de agosto de 1850, acompañado por ella y sus pequeñas nietas, María Mercedes y Josefa Dominga, fallece.
De este modo, finaliza la vida de uno de los líderes de América toda. A quien le rendimos homenaje en numerosos países de nuestro continente. Es considerado el “Padre de la Patria”, admirado por su valor y la entrega con la que luchó por este enorme sueño el de una gran patria libre y soberana de la que todos seamos parte.
“Seamos libres, que lo demás no importa nada”.
Regimiento de Granaderos a Caballo
Esta unidad de caballería fue creada por San Martín en 1812 para luchar en la Guerra por la Independencia de Sudamérica. Quienes participaron (y participan, ya que, actualmente los Granaderos forman la guardia presidencial) son elegidos por sus cualidades físicas y por su disposición, valor y fortaleza.
Combate de San Lorenzo
Esta batalla, conocida como el bautismo de fuego del cuerpo de Granaderos a Caballo y del propio San Martín, aconteció el 3 de febrero de 1813 en los alrededores del convento de San Carlos Borromeo, en la ciudad santafesina de San Lorenzo.
En la misma, el recién llegado San Martín, lucha cuerpo a cuerpo contra los soldados realistas, quiere demostrar su entrega y fidelidad a la causa americana (no olvidemos que para los criollos es un español) y consolidar su liderazgo entre los soldados.
De este combate, emerge memorable, la figura heroica del soldado Cabral que al ver al general a punto de morir en manos del enemigo, se interpone con su cuerpo para salvarlo. Dicen, quienes vivieron este momento, que antes de morir, en guaraní, su lengua materna, el idioma de su tierra, el soldado Cabral, de raza negra liberto por su elección de unirse al ejército revolucionario, expresó: “Muero contento, hemos batido al enemigo”.
Ejército de los Andes
Fue el ejército conformado para luchar y consolidar la Independencia, organizado y comandado por el general San Martín a partir de 1815.
De él participaron, mayoritariamente, soldados argentinos y chilenos (emigrados del país vecino al haber sido derrotados por los españoles). En sus filas se alistaron la mayor parte de los varones de las provincias cuyanas, como así también esclavos negros (que, como mencionamos anteriormente sobre el soldado Cabral, ganaban su libertad al finalizar sus servicios en el ejército), zambos (hijos de madre o padre indígena y madre o padre de raza negra), mestizos (personas nacidas de la unión de padre/madre europeo y padre/madre indígena), mulatos (descendiente de madre/padre blanco europeo y madre/padre de raza negra) y hombres de las comunidades indígenas. Esta heterogénea composición se debió a la necesidad de engrosar filas y armar un ejército numeroso, pero también, a la visión igualitaria que propusieron los líderes de las independencias latinoamericanas… De hecho en las luchas, también estuvieron…
Martina Chapanay
Nació alrededor del 1800 en la zona de unas lagunas (actualmente secas) de las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis, hija de un cacique de la comunidad huarpe y una mujer blanca que fallece siendo ella muy pequeña.
Sabemos que desde niña, aprendió a andar a caballo y jugar, (hasta perderse) por caminos difíciles y recónditos, rodeados de cerros y montañas.
Usaba, lo que en ese momento era considerado vestimenta de varones: pantalón y botas.
Tenía tanta destreza con el caballo, el lazo y las boleadoras que nadie se atrevía a desafiarla.
Estas cualidades extraordinarias, le ganaron un papel muy importante en la guerra, participó como mensajera, (chasqui). La figura de Martina, su coraje y valentía, llegó hasta nuestros días convertida en leyenda, se la conoce como la hija del viento.
Pacuala Meneses
En 1816, en plenos preparativos para emprender el cruce por la cordillera, una joven campesina de origen mendocino o chileno (los datos biográficos se han perdido), decide cortar su cabello, cambiar su vestimenta y modificar su nombre, ocultar la “a” del final. De este modo, Pascual Meneses, ingresa al ejército con su uniforme de granadero… Lamentablemente, las sospechas son muchas y van creciendo… A mitad del camino es descubierta y obligada a regresar a Mendoza, esto sólo por ser mujer ya que no podían participar del ejército.
No se sabe mucho más sobre ella… Pero dicen que dicen que ella dijo, (porque su voz sobrevivió en cuentos): “soy Pascuala Meneses, la granadera”.
Josefa Tenorio
En el mismo momento en que Pascuala intentaba ingresar al ejército, otra joven (aunque esclava) hacía lo mismo. Ella había escuchado que el general prometía a esclavos de raza negra (que participasen de las guerras emancipatorias) una doble libertad al finalizar: la propia y la de la Patria. Entonces, allí fue Josefa.
Por sombras, silencios y motivos desconocidos que a veces construyen destinos, ella sí pudo participar. La designaron, ni más ni menos, abanderada.
Josefa, participó activamente de la guerra y volvió con el corazón ancho de libertad. La misma, que en una carta, el propio San Martín reconoce.
Josefa Tenorio, “la abanderada del Ejército de los Andes”.
¿Sabías qué?
Además de ser el militar más destacado en la independencia americana, José de San Martín se caracterizó por ser un gran lector, muy interesado en temas como la educación y la cultura.
Fue un promotor clave en el estímulo de ambas. Creía firmemente en el rol de las bibliotecas como herramientas para la independencia y el progreso de los pueblos, lo que lo llevó a colaborar en la creación de algunas de ellas, como la de Mendoza, Santiago de Chile y Lima (Perú).
También, en sus días como gobernador de Cuyo, jugó un papel muy importante en el fomento de la producción vitivinícola en la región, especialmente en Mendoza.
Al vivir allí comprendió que el desarrollo económico de Cuyo, basado en la producción de vino, era crucial para el sostenimiento del Ejército de los Andes, la campaña libertadora y el propio pueblo.
Esto lo lleva a ocuparse de mejorar la calidad del vino mendocino y promover su consumo, tanto dentro como fuera de la región.
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Dato curioso
Diego Maradona, astro argentino de fútbol a nivel mundial, es descendiente de un esclavo sanjuanino que ganó su libertad peleando junto a San Martín en el Ejército de los Andes. Conocé la historia en el siguiente artículo: